120522 — No Me Lloren Cuando Me Muera

Un Minuto Con Dios - A podcast by Dr. Rolando D. Aguirre

Crecí escuchando las rancheras que ponía uno de mis vecinos cuando se emborrachaba los fines de semana y comenzaba a gritar para que todos los vecinos lo escucháramos. En particular recuerdo que ponía una ranchera que decía, “cuando yo me muera, no me lloren porque yo no estaré llorando”. Después de algunos años, lastimosamente murió mientras conducía su bus de transporte y un puente se desplomó convirtiendo el suceso en un evento fatal. Al asistir a la funeraria y después a la iglesia, recuerdo haber visto a muchos de sus familiares y vecinos llorando desmedidamente. Aunque me dio mucha tristeza porque era muy buena persona, recuerdo aún teniendo pocos años de edad haberle dicho a mi padre: “yo no lloraré porque don Fernando siempre gritaba los viernes en la noche: cuando yo me muera no me lloren porque yo no estaré llorando”. La intrepidez y sencillez de un niño hacen ver la vida de manera diferente, ¿verdad? Pero, ¿qué decir de las lágrimas que salen de nuestros ojos cuando un ser querido muere o por eventos emotivos de nuestra vida? La Palabra de Dios nos aconseja a vivir bajo un valor empático en la vida. Nos dice que “debemos llorar con los que lloran y reír con los que ríen”. Dios nos ha hecho seres emocionales y desea que expresemos nuestras emociones de manera saludable en dependencia total de Él. No podemos estar siempre riéndonos o siempre llorando pero sí debemos “llorar y reír” cuando sea necesario. La Biblia dice en Eclesiastés 3:4 que hay, “Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para entristecerse y un tiempo para bailar”, (NTV).

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