050124 - Hablar Con La Cabeza Vacía
Un Minuto Con Dios - A podcast by Dr. Rolando D. Aguirre
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Recuerdo la lección que mi madre solía enseñarme cuando era pequeño: "Es de mala educación hablar con la boca llena". Ahora, como padre, transmito ese mismo consejo a mis hijos. Sin embargo, recientemente escuché una variante que resonó profundamente: "Es mala educación hablar con la boca llena, pero es una gran falta de sabiduría hablar con la cabeza vacía". Esta afirmación encapsula una verdad poderosa. En este sentido, preferiría que las personas hablaran con la boca llena, pero colmadas de sabiduría, ya que hay quienes simplemente hablan por hablar, olvidando la importancia de pensar antes de hablar. Nos recuerda el antiguo adagio que dice: "Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla". Este principio fundamental para la vida es algo que el filósofo Sócrates también enfatizaba cuando dijo: "Habla para que yo te conozca". Es decir, nuestras palabras revelan mucho sobre quiénes somos realmente. Este concepto está arraigado en nuestra propia anatomía, ya que Dios nos dotó con dos ojos, dos orejas y solo una lengua, instándonos a escuchar y observar con atención antes de hablar. La habilidad para comunicarnos efectivamente implica, en primer lugar, saber escuchar. Hablar con la cabeza vacía refleja la facilidad de enfocarnos en los demás en lugar de en nosotros mismos, lo cual es una tarea mucho más ardua. En última instancia, la sabiduría radica en conocernos a nosotros mismos. La Biblia dice en Proverbios 4: 20-21, “20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. 21 No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón” (NTV).