Nuestra Señora de Luján, detén tu carro una vez más
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08/05/2024 – Ella nos convoca desde su pequeñez y el silencio, llamándonos a los argentinos a hallar en ella ese corazón materno que nos cobija, nos alienta, nos consuela, nos reúne, nos muestra nuevos horizontes. Ella vino para quedarse también en nuestro corazones, en lo de todos los días. “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. 26.Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» 27.Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.” Juan 19, 25-27Bergoglio 2010 Ella quiso quedarse con nosotros En Luján hubo un gesto de la Virgen y hace bien recordarlo: en 1630 una pequeña imagen de la Pura y Limpia Concepción, se quedó. Iba a otra parte la caravana, pero la Virgen provocó la parada. Casi podríamos pensarlo como un eco de todos los tiempos del pueblo argentino, en medio de las búsquedas de caminos de esperanza diciéndole a María como los discípulos de Emaus a Jesús: “quédate con nosotros”. Desde ese momento en Lujan hubo visitas, peregrinaciones, encuentros con la Virgen peregrina y conversadora con las penas del pueblo en camino. Desde ese momento la Patria tuvo madre. La imagen, al principio, estaba en una taperita, después una iglesia… y hoy la Basílica tan linda y tan cuidada.En Lujan aprendemos a detenernos y recibir vida. En Lujan junto a la Madre de Jesús vamos a descansar, a confiarle la vida de otros, la vida que muchos fueron cargando en la peregrinación, en el silencio y la oración por el camino. Aquí el pueblo sencillo y creyente de nuestra patria fue creciendo también en algo tan característico del lugar: la solidaridad y la fraternidad. Y con este modo simple, de encuentro y silencio armó nuestra Madre el santuario Casa de los argentinos. La Patria, en Lujan , creció con la Virgen; la Patria aquí tiene a su madre. Aprendimos a confiar y a descansar en ella ¡En esta su Casa de Luján cuántos vamos a cumplirle promesas o a confiarle nuestra necesidad, dolores o problemas! Por el templo anterior a la Basílica, cuando la Patria empezaba, pasaron San Martín y Belgrano al principio y al final de sus campañas. Pasaron ellos, como muchos, en medio de la gloria, y cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza. Sabían que la Patria tenía Madre. Hoy es su fiesta, al celebrarla a Ella que recoge las visitas y las oraciones de los hijos, le pedimos aprender a ser como Manuel, silenciosos observadores de la vida y el camino de esta Patria, y a rezar por ella con la fidelidad del pueblo que intuye esta presencia de madre y por eso confía. Somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros. Queremos aprender a cuidarnos En este lugar tan santo, lleno de fe y esperanza, pedimos hoy a la Madre que cuide a nuestra Patria. En particular a aquellos que son los más olvidados, pero que saben que aquí siempre hay lugar para ellos. Así fue desde el principio: la Virgen cuidó desde muy adentro del corazón a esta Patria, comenzando desde los más pobres, los que para los suficientes no cuentan… pero aquí sí que son tenidos en cuenta. Por ello a los hijos de la Virgen de estas tierras nunca les falta la protección de nuestra Madre. Lujan un signo