Mirar a Jesús en la cruz para encontrar la fuerzas para seguir adelante
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14/09/2023 -Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en lo alto para que todo aquel que había sufrido la picadura de la serpiente en el desierto quedara curado, así, el que mira al Crucificado puesto en lo alto es también transformado, curado y encuentra sentido, valor y significación al verlo a Él entregado por amor, venciendo desde el Amor todo dolor. En el Evangelio de Juan 3, 13-17, hoy, la Iglesia proclama en la Fiesta de la Exaltación de la Cruz, la invitación a mirar al crucificado. Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.» San Juan 3,13-17. Mirá a Jesús en la cruz y allí, encontrá la fuerzas para seguir adelante en estos tiempos ciertamente crucificantes. Celebramos la fiesta de la Exaltación de la Cruz, esta fiesta tiene su origen en Jerusalén en los primeros siglos del Cristianismo. Se comenzó a festejar en el aniversario del día en que, por intervención de Santa Elena, se encontró la Cruz de Nuestro Señor, que estaba perdida. Tiempo después, a principios del siglo VII, los persas saquearon Jerusalén, destruyeron muchas basílicas y se apoderaron de la Cruz en la que había muerto el Señor. Pocos años más tarde el emperador Heraclio recuperó la Cruz. Desde niños hemos aprendido a hacer la señal de la Cruz en la frente, en los labios y en el corazón, como un signo externo de nuestra profesión de fe. Muchos cristianos llevamos una Cruz colgada en el pecho. La Cruz de Jesús está en los altares, y en el exterior, en la parte más alta de las Iglesias. La Cruz es el instrumento para levantar a los caídos, la salud del alma y del cuerpo, la destrucción del pecado, y el árbol de la vida eterna. La Cruz se presenta en nuestra vida de muy diferentes maneras: enfermedad, pobreza, cansancio, dolor, desprecio, soledad. Hoy podemos revisar cual es nuestra disposición ante esa Cruz que se muestra a veces difícil y dura, pero que si la llevamos con amor, se convierte en una fuente de Vida y de alegría. En el libro de los Números, Cap. 21, 4 – 9 leemos que el Señor dijo a Moisés: “Haz una serpiente de bronce y ponla por señal; el herido que la mire, vivirá. Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso por señal, y los heridos que la miraban eran sanados”. La serpiente de bronce era el signo de Cristo en la Cruz, en quien obtienen la salvación los que la miran. Así lo expresa Jesús en su conversación con Nicodemo. Desde entonces, el camino de la salvación pasa por la Cruz, y cobra sentido algo que podría parecernos tan falto de sentido como lo es la enfermedad, el dolor, la pobreza, el fracaso, los sacrificios voluntarios.El amor a la Cruz nos lleva a descubrir a Jesús, que nos sale al encuentro y toma la parte más pesada y la carga sobre sus hombros. Nuestro dolor, asociado con el de Jesús, se convierte en alegría y en un medio de unión con Dios.San Pablo enseñaba a sus discípulos que la Cruz es siempre llevadera, y el premio de estos sufrimientos, ofrecidos a Jesús, es inmenso y eterno.