Martes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario

Radio Maria Argentina - A podcast by Radio Maria Argentina

[https://radiomaria.org.ar/_audios/82317.mp3″][/audio] 16/07/2024 En el Evangelio de hoy Mateo 11, 20-24 Jesús tiene una expresión de “Ay” ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido.” Jesús está hablando de la falta de gratitud con la que nosotros vivimos a veces.Todo lo que tenemos es gracias a la presencia de Dios en nuestra vida. Cuando nos autojustificamos y creemos que solo en nuestro esfuerzo está la posibilidad de lograr todo lo que necesitamos, es cuando empezamos a tambalear. Pensá en las gracias que debes en tu vida por todo lo que Dios te ha regalado y dado. Tal vez cantar y decir mil veces gracias por tanto, hará opacar todas las dificultades que tenés en el camino y te permitirá afrontarlas de una manera diferente.Una traba que está en el corazón de un corazón agradecido, es la insatisfacción. Esto se supera por un don del Espíritu. Es una gracia el don de la gratuidad, es un fenómeno raro, encontrar hoy este don entre la gente, porque en general buscamos reivindicar hasta el límite de lo exagerado, la auto justificación y tenemos la impresión de que no hemos recibido en el fondo nada, lo suficientemente importante, como para que nuestra expresión sea, gracias. Sino que todo lo hemos conseguido prácticamente sólo con nuestro esfuerzo, con nuestra industria, con nuestra dedicación. Allí nos pone la sociedad del progreso, que además nos vincula al consumo sin límite, a las necesidades sin límites. Una sociedad que ha identificado el hedonismo con la felicidad y se ha equivocado en el camino de elegir el don de la posesión material, como la manera de la satisfacción, de sus necesidades más importantes y entonces ser y tener es lo mismo, y el que tiene quiere tener más, no se conforma, en el fondo se hace ingrato.Pascal Broker, filósofo francés, describe al hombre actual como un bebé gigante, con exigencias desmedidas a la sociedad, cree que nunca recibe bastante y siempre son otros los culpables de que nos vaya de todo como nos va, porque no nos dan lo que necesitamos para vivir, entonces estamos en la permanente insatisfacción. Hay como una lógica a la insatisfacción y el corazón mismo de la insatisfacción es la incapacidad de gratitud que hay en nosotros. El corazón se va haciendo duro, donde no nos vamos con un corazón de libertad en agradecimiento, terminamos por encerrarnos en nosotros mismos. Y nos vamos como incapacitando para la apertura, para la gratuidad ante la vida, con todo lo que ello tiene para ofrecernos de la vida misma. La gracia de la gratitud quiere traernos una nueva actitud frente a la vida. Es una moción del Espíritu el don de la gratitud. De la gratitud frente a lo recibido y quiere enseñarnos a mirarlo todo con ojos nuevos, con los ojos de lo dado, de lo entregado que puede ser ofrecido. Podemos mirar agradecido un nuevo día que se nos da, levantarnos sanos, ver salir el sol, ver despertar el día, como no hacerlo con el don del corazón ensanchado, por lo recibido, por el aire que respiramos, por los buenos dones con lo que nos bendice Dios, en lo natural y en lo sobrenatural. Vivir más conscientemente la gratitud ensancha y agranda el alma. El corazón nos dispone en una actitud positiva, no está fijado a cosas que te podrían irritar. Es bueno dar gracias, es bueno abrirse a la gratitud. No empecemos la mañana con mal humor, por el tiempo, por el frío, por las frustraciones de fin de semana, o que la leche se quemó porque nos olvidamos del fuego, porque nos amagamos desde temprano en la vida porque nos despertamos con un ojo negativo, porque la noticia que escuchamos esta mañana no nos gustó y la verdad que nos dispuso mal, no nos dimos cuenta pero era eso lo que nos ten...

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