Jesús nos enseña a orar

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22/06/2023 – En en Evangelio de hoy, Jesús nos enseña orar desde el corazón, confiando en que el Padre del cielo sabe bien lo que nos hace falta. Jesús dijo a sus discípulos:Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada día.Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes. San Mateo 6,7-15 ¿Por que orar? Comentando éste texto bíblico San Agustín en el Sermón 80 nos dice así: creen hermanos que Dios no sabe lo que es necesario. El que conoce nuestros desamparos conoce anticipadamente nuestros deseos. Por eso cuando el Señor enseñó el Padrenuestro recomendó a sus discípulos a ser sobrios en la palabra. Cuando recen no usen muchas palabras como los paganas. Su Padre sabe lo que les hace falta antes que se lo pidan. Si nuestro Padre sabe lo que nos hace falta, dice San Agustín, ¿porqué decírselo aunque sean pocas palabras? Señor si tu lo sabes todo ¿es necesario orar? Se pregunta el obispo africano. El Señor quiere recibir. Primero que le pidamos. Que para hallar te pongas a buscar y en fin para entrar no dejes de llamar ¿para que pedir? ¿para que buscar? ¿para que llamar? ¿para que cansarnos orando, buscando, llamando como para hacer saber al que ya lo sabe todo, se pregunta San Agustín. Incluso leemos en otra parte es preciso orar sin parar, sin cansarse y termina: bien para aclarar éste misterio pedí, buscá y llamá y si el Señor cubre de velos éste misterio es que quiere que te ejercites en buscar, en encontrar tu mismo la explicación. Todos nosotros debemos alentarnos mutuamente a orar. Sin duda la oración es un lugar clarísimamente humano. Es decir de gozo, de alegría, de búsquedas, de anhelos, de esperas, de luchas. Le preguntaba un discípulo a un monje del desierto ¿que es la oración? A lo que el sabio monje respondió: es un lugar de combate. Nos muestra éste costado laborioso, humano y de oración la respuesta del monje.En momentos de consolación la oración nos resulta fácil nos parece volar. Podemos pasar horas junto a la Palabra o frente al Santísimo sin distraernos, sin experimentar cansancio. En otros momentos la oración es un ejercicio penoso, arduo, donde el silencio no parece habitado por la Palabra sino por la experiencia dolorosa de la sed en medio del desierto donde lo que resta por delante es un largo camino sin poder sostenernos más que la esperanza que algún momento será el oasis de la presencia de Dios que todo lo habita. La oración, un camino que Jesús enseña con su testimonio y nos alienta a vivir en común unos con otros. Jesús maestro de oración Cuando Jesús ora nos enseña a nosotros el camino de la oración. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica : el camino teologal de nuestra oración es su oración, la oración de Jesús a su Padre. El Evangelio nos entrega una enseñanza explícita de Jesús orante. Jesús aparece en la Palabra de Dios, en los textos evangélicos como un pedagogo. Nos toma donde estamos y progresivamente nos conduce al Padre.

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