El deseo de Dios

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16/04/2024 – En el Evangelio de hoy, Juan 6, 30 – 35, Jesús es invitado por quienes lo escuchan a dejar una señal. Su respuesta es clara: “Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed”. Que puedas renovar tu amor por Jesús en la Eucaristía. Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?. Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya les he dicho, me han visto y no creen”. Juan 6, 30 – 35 Purgar nuestras expectativas y acrecentar el deseo ¿Qué señal nos dejas? Es la pregunta del corazón humano que necesita de un signo que le ayude o que le permita dar un paso por el mas allá, saliendo del acá pequeño que apaga el alma y la encierra bajo el riesgo de perderse y esclavizándose, ¿Qué señal nos das, para que podamos caminar, para que podamos dar un paso en vos? ¿Cuál es la obra de Dios que moviliza a la fe que nos ofreces? Esta es la pregunta que le hacen a Jesús, la respuesta no se deja esperar: la señal que Yo les doy es el Pan que trae vida para siempre, no fue Moisés el que les dio, es mi padre el que les da y ahora se los da de una manera nueva en mi persona, porque Yo soy el Pan vivo bajado del cielo. Yo soy el Pan, Yo soy la respuesta a las expectativas de la vida, Yo soy el alimento que da vida. Alimento en el camino de seguimiento discipular, de crecimiento, de madurez. El encuentro personal con las expectativas mas hondas que están grabadas en nuestro corazón son las que alimentan la posibilidad de dar pasos. Es por el deseo en la caridad que se alcanza lo que el corazón humano busca y anhela. Es un abrazo el deseo de Dios en nuestro corazón que nos pone en comunión con Él, decía San Buenaventura; el deseo es el modo real de tocar a Dios, la caridad despertada en nosotros por el deseo de Dios, decía Santo Tomás de Aquino. Es por el deseo, decía San Agustín, como crece y se alimenta en nosotros la expectación de Dios, es decir, la posibilidad de Dios. La expectación y la posibilidad de que Dios se manifieste, la apertura a que Dios se haga presente. Ese deseo crece por la caridad, en realidad la pregunta ¿qué señal nos dejas? Es una pregunta que no nace del deseo sino de la necesidad de seguridades. Mi corazón tiene un deseo grande y ese deseo necesita ser colmado, con qué puedo colmar el deseo profundo que hay en mi corazón? El verdadero alimento, dice Jesús, es el pan que viene del cielo, y ese pan que viene del cielo soy Yo, “el que come de este pan no tiene más hambre” y el que bebe del cáliz que Yo le voy a dar, del vino que Yo le voy a dar, no tendrá mas sed. Juan 6 -30,35 forma parte de un largo discurso de Jesús en torno al pan de vida y El mismo como pan de vida, después de la multiplicación de los panes, que está en todos los evangelios y en San Juan tiene características particulares que las veremos mas adelante. El deseo de Dios por los gemidos de la caridad Francois Van Thuan habla de la Oración continua, de la oración siempre, dice:

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