Discernir para no errar en el camino

Radio Maria Argentina - A podcast by Radio Maria Argentina

26/06/2024 – En el evangelio de hoy, Mateo 7:15-20, Jesús nos enseña sobre el discernimiento y cómo no dejarnos engañar por falsos profetas. “Al árbol se lo conoce por los frutos”. “Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.Mateo 7,15-20 Una mirada con discernimiento “Examínenlo todo y quédense con lo bueno” (1 Tes. 5, 21) No es fácil encontrar lo que uno busca para ser feliz, pero el que encontró el tesoro, como dice la parábola, es capaz de venderlo. Tal y cual como lo experimentó Salomón, en el don de la sabiduría como el tesoro más grande. Es gracia de discernimiento de espíritu que le pedimos al Señor en este día.“Discernir” viene del latín y significa “identificar”, reconocer. Hacemos un discernimiento cuando con prudencia juzgamos la toma de conciencia y los movimientos interiores que experimentamos, a fin de distinguir cuáles debemos seguir y cuáles resistir. La prudencia se tendrá al juzgar la conveniencia o no de cierta actitud, más que el juzgar el origen de esa moción. “la prudencia aspira a ir al fondo de las cosas, sopesando bien el valor de los signos y de los testigos. La prudencia humana fácilmente juega ‘a lo más seguro’, y debe ceder paso a la prudencia sobrenatural, la que no teme reconocer una acción de Dios en y para su Iglesia” (Card. Suenens) “El discernimiento de espíritus es el conocimiento íntimo del obrar divino en el corazón del hombre; es don del Espíritu Santo y un fruto de la caridad” (cf. Flp 1,9-11- Ordo Paenitentiae)Para que haya discernimiento tiene que haber un camino espiritual, personal y comunitario. No se trata de ningún método para descubrir la Voluntad de Dios, sino de un modo de madurar nuestra fe y de vivir según el Espíritu desde la voluntad de Dios. No discernimos entre lo bueno y lo malo, se da por supuesto que en madurez jamás elegiríamos lo malo o lo que está mal, por ende ni se lo tiene en cuenta. Se elige entre lo bueno y lo mejor, intentando descubrir por dónde amar más, ser mejor, crecer en identificación con Jesús, encarnar mejor el evangelio, etc. El discernimiento puede referirse a nuestra conducta personal, a nuestras actitudes espirituales, al campo de nuestras opciones concretas. También se aplica a la conducta global de la comunidad cristiana, a los movimientos de espiritualidad y de pastoral, a las tendencias de renovación eclesial, a las diversas ideologías que atraen a los hombres de nuestro tiempo, etc. También se aplica a las experiencias carismáticas (visiones, profecías, etc.) y místicas, a las luces y movimientos interiores que nos orientan. La clave para discernir está en dónde se ejerce la caridad. El Papa Francisco lo advierte, y dice que además de en libertad moverse en el Espíritu no dejen de tocar la carne de Cristo en los pobres. En la manifestación que sea y como quiera moverse el Espíritu en nosotros, si nos conduce a la caridad es verdaderamente del Espíritu, sino… es otra paloma pero no el Espíritu Santo. El término hacia donde conduce la vida del Espíritu es el ejercicio concreto de la caridad y eso supone seguir saliendo de nosotros mismos. La importancia de saber discernir se desprende no sólo de la enseñanza apostólica (ver Mt 7,15; 1 Tes 5,

Visit the podcast's native language site