Día 17: La multiplicación de los panes
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12/03/2024 – Los Ejercicios Espirituales en la vida cotidiana son una propuesta que San Ignacio planteó a todos los hombres y mujeres que no podrían retirarse un mes a orar. Desde hace muchos años, en cada cuaresma los compartimos al aire de la radio. En la ejercitación de hoy, rezamos con el pasaje de la multiplicación de los panes. Jesús siente compasión, organiza a las personas, multiplica el pan. Veamos lo que Jesús dice, hace, sus gestos. Veamos cómo nos mira y dialoguemos con Él. Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente.Se había hecho tarde. Los discípulos se le acercaron y le dijeron: «Estamos en un lugar despoblado y ya se ha hecho tarde; despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los pueblos más cercanos y se compren algo de comer.»Jesús les contestó: «Denles ustedes de comer.» Ellos dijeron: «¿Y quieres que vayamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para dárselo?»Jesús les dijo: « ¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver.» Volvieron y le dijeron: «Hay cinco, y además hay dos pescados.»Entonces les dijo que hicieran sentar a la gente en grupos sobre el pasto verde.Se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta.Tomó Jesús los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Asimismo repartió los dos pescados entre todos.Comieron todos hasta saciarse; incluso se llenaron doce canastos con los pedazos de pan, sin contar lo que sobró de los pescados. Los que habían comido eran unos cinco mil hombres. Mc 6,34-44 Los vio y se compadeció No cabe duda que el evangelio pone de manifiesto que la multitud busca a Jesús como también nosotros lo buscamos. Dicen que al desembarcar vio mucha gente y “sintió compasión de ellos” y curó a sus enfermos. Es esa gente que cuando supo que el Señor iba cruzando el lago, salieron de las ciudades, para escuchar sus palabras al igual que nosotros que lo buscamos porque queremos escucharlo. Lo buscan para curar sus heridas, como también nosotros necesitamos que Él nos sane. Lo buscan para recibir el perdón de sus pecados, como también nosotros necesitamos ser perdonados por Él. Y Jesús, fiel a su misión no posterga el encuentro, los atiende pacientemente, los escucha, los cura y los consuela. Está todo el día con ellos, dejando de lado su propio interés para escuchar la necesidad de aquellos que lo buscan. Lo mismo hace con nosotros, Él está interesado en cada uno de nosotros.El corazón compasivo y el gesto solidario de Jesús nos rebelan el rostro del Dios Padre y Pastor, rico en misericordia. Y cuando llega la tarde, nos dice el evangelio, se le acercan los apóstoles y le dicen “Despide a la multitud, Señor, para que vayan a los pueblos y caseríos de alrededores en búsqueda de albergues y alimentos porque estamos en un lugar desértico”. La despreocupación de los discípulos ante la carencia de la multitud, contrasta con la compasión de Jesús. Es verdad que se planteaba una situación de grave necesidad y que no se podía prever una solución que no viniera del poder de Jesús. Da la impresión que los discípulos sólo intentaban distanciarse del problema. Jesús les ordenó entonces algo que para ellos sonaba imposible de realizar: “Denles ustedes mismos de comer”. No aceptó, el Señor, la actitud evasiva de sus discípulos, al contrario exigió que se mostraran compasivos con las necesidades de la gente. Aún cuando esto los colocara en una situación por encima de sus fuerzas humanas.El Señor ha querido necesitar la cooperación responsable de ellos para realiz...