Día 15: La mujer encorvada

Radio Maria Argentina - A podcast by Radio Maria Argentina

27/03/2025 – En el día 16 de los Ejercicios Espirituales rezamos con el texto de la curación de la mujer encorvada. Dios por la fuerza del amor va mucho más allá de lo pautado y permitido. Es el amor que todo lo puede y transforma. Es Él quien nos libera de todo lo que nos tiene encorvados y con la mirada baja. Que Dios te regale esa gracia de liberación en esta jornada. “Un sábado Jesús enseñaba en la Sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús al verla la llamó y le dijo: “Mujer, estás curada de tu enfermedad”, y le impuso las manos. Ella se enderezó enseguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: “Los días de trabajo son seis, vengan durante esos días para hacerse curar y no el sábado”. El Señor le respondió: “Hipócritas, cualquiera de ustedes aunque sea sábado ¿No desata del pesebre a su buey para llevarlo a beber?, y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser liberada de sus cadenas en día sábado?” Al oír estas palabras todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que el hacía. Lc 13,10-17 El amor justifica el desorden, el amor trae un nuevo orden Es lindo ver la casa desordenada cuando los chicos están contentos. Es lindo ver el taller que tenemos en casa con las herramientas dadas vuelta cuando hemos compartido una tarea de arreglo junto a nuestros hijos, cuando hemos aprovechado el tiempo de descanso para arreglar las cosas  en casa necesitaban. Es bueno ver el jardín un poco dado vuelta cuando hemos removido la tierra para mejorar sus posibilidades para plantas nuevas que estamos por plantar. Es lindo ver el desorden en una reunión cuando todos intentan participar de ellas y aportar lo mejor que tienen, cuando se rompen los modos formales de los vínculos. Es bueno ver en un equipo de fútbol que todos intentan tomar la pelota y jugar el mejor juego aunque la táctica no esté del todo bien definida. Hay ciertos desórdenes que son saludables cuando lo que marca el ritmo de ese desorden es la puesta de lo mejor de nosotros mismos para que las cosas vayan mejor. A veces tenemos la concepción del orden un tanto estática, por no decir obsesivamente planteada, por no decir enfermamente establecida. Es decir bajo el signo de alguna tendencia, por parte de nosotros, rigurosa respecto del orden, con un trastorno ciertamente compulsivo por dejar las cosas en su lugar, que nadie nos saque de orden lo que pusimos y con una cierta actitud insalubre para nosotros buscamos mantener que las cosas estén como estaban, como si el orden de las cosas lo tuviera que definir donde están ubicadas ellas y no el lugar que tienen que ocupar las cosas a favor de lo mejor para todos. Esto es lo que pasa en el evangelio que estamos compartiendo. Y hay un desorden que establece Jesús sobre lo ya establecido que viene a favor de alguien que merece ser tratado de una manera distinta. Esta mujer está encorvada desde hace dieciocho años, es decir, hace dieciocho años que no ve el cielo ni el horizonte, su mirada sólo está clavada hacia abajo como cuando uno está enfermo por un dolor de ciático y está encorvadito. Claro, en sábado no se podía curar, así lo había establecido el orden, las reglas y normas rigurosas que se aplicaban en Israel en el tiempo de Jesús, definían. Sin embargo, Jesús rompe con esto establecido para poner las cosas en su lugar sea vivir de la caridad y devolverle a esta mujer la salud. ¿Hay momentos en donde has disfrutado del grato desorden?

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