8 de Agosto - Sigue remando contra la corriente
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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8 de Agosto Kenneth Sigue remando contra la corriente «Señor, pon un vigilante en mi boca; ¡ponle un sello a mis labios!» Salmos 141:3 ¿Crees de veras que necesitas guardar tu boca? La mayoría de los creyentes no lo creen. Pon atención a lo que dicen y te darás cuenta de ello. Por ejemplo, cuando se trata de la salud, dicen que confían en Dios; pero es probable que los oigas decir: “Estoy seguro de que me dará gripe. Todos los años es lo mismo. De hecho, será más fuerte de lo que creía, ya verás…”. ¿Crees que esas personas reciben lo que dicen? ¡Claro que sí! Pregúntales unas semanas después, y su respuesta será que sí se enfermaron, tal como lo dijeron. Pero si tratas de decirles que hay cierta relación entre las palabras que dijeron y la enfermedad que adquirieron, te mirarán como si estuvieras loco. Claro que si esas personas escudriñaran la Palabra de Dios y entendieran lo que dice acerca del tema, se darían cuenta de que las palabras que hablan ejercen un gran impacto en sus vidas y definen, casi literalmente, su futuro. Si eres un creyente nacido de nuevo, ya habrás visto los ejemplos más poderosos de ese impacto. Creíste con tu corazón y confesaste con tu boca que Jesús es el Señor, y esas palabras cambiaron el curso de tu vida por la eternidad. Sabes por experiencia propia el poder que tienen las palabras. No obstante, si eres parecido a mí, te habrás dado cuenta de que es difícil ser constante cuando se trata de hablar palabras llenas de fe. Yo lo he hecho por muchos años; sin embargo, a pesar de todo ese tiempo y de todas las experiencias que he tenido, siempre debo tener cuidado con mis palabras. El mundo que te rodea fluye en una corriente negativa. Como un río caudaloso, el mundo siempre está tratando de arrastrarte para que sigas esa corriente. Pero cuando vives por fe y hablas palabras de fe, es como estar remando contra la corriente. Puedes hacerlo, pero es un trabajo muy arduo. No puedes darte el lujo de tomar unas vacaciones en esa área. Si flaqueas un poco, la corriente empezará a llevarte río abajo. Decide ahora mismo que guardarás la puerta de tus labios y que llenarás tu boca constantemente con la Palabra de Dios: «Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído para escuchar mis razones» (Proverbios 4:20). Haz de la Palabra de Dios tu guarda, y todo lo que digas te llevará un poco más río arriba. Lectura bíblica: Romanos 10:8-17