7 de Septiembre - Hazte rico

Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland

7 de Septiembre Kenneth Hazte rico «No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará» (Gálatas 3:29) Uno de los problemas que siempre me acompañaba era la pobreza. Pero recuerdo el día en que decidí que ya no sería pobre. Estaba leyendo en la Palabra donde dice que en Cristo Jesús la bendición de Abraham ha alcanzado a los gentiles (Gálatas 3:14). Entonces llegué al versículo 29, donde dice: «Y si ustedes son de Cristo, ciertamente son linaje de Abrahán y, según la promesa, herederos». De repente, la verdad me iluminó. Me emocioné tanto que apenas podía contenerme. Leí Deuteronomio 28 y estudié línea por línea esas bendiciones prometidas. « »Bendito serás tú en la ciudad, y bendito en el campo. Bendito serás cuando entres, y bendito cuando salgas. El Señor enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra que el Señor tu Dios te da. Bendito serás en el hogar, y bendito en el camino». ¡Cielos, yo tenía una fortuna! Iba a la universidad en Tulsa, Oklahoma, y vivía en una casita en la que nadie quería vivir. Pero cuando leí esas promesas en la Palabra, la luz de Cristo me iluminó. Entendí que Dios ya me había redimido de la maldición de la pobreza. Esa tarde en mi habitación tomé la Biblia en mi mano y declaré: "Quiero anunciar al Dios todopoderoso en el cielo, a Jesucristo de Nazaret, a todos los ángeles del cielo, a todos los demonios del infierno y a cualquier otro que esté interesado en oírme, que desde este día en adelante todo lo que necesite ya ha sido suplido conforme a las riquezas en gloria de Dios en Cristo Jesús". Le dije a Dios: "Estoy firme en Tu Palabra y en Ti confío para que cuides de mí. Nunca le pediré a nadie ni un dólar". Eso fue hace muchos años, y nunca lo he hecho. ¿Sabes por qué? Porque esa decisión me puso en contacto con el poder de Dios, y Él hará lo mismo por ti. Lectura bíblica: Deuteronomio 28:1-13

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