7 de Agosto - Usa tu imaginación
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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7 de Agosto Kenneth Usa tu imaginación «Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra» 2 Corintios 9:8 Si sientes el deseo de dar más pero las dificultades económicas no te lo permiten, quizás te sorprenda oír que lo que necesitas no es más dinero, sino un concepto espiritual nuevo. Sólo necesitas tomar la Palabra de Dios, y con ella destruir el concepto de pobreza que hay en tu mente, para reemplazarlo con la verdad de la abundancia de Dios. Entonces, más cosas vendrán por añadidura, incluyendo el dinero. ¿Cómo? Tómate el tiempo para pensar en las promesas de prosperidad que Dios te ha dado en Su Palabra, medita en ellas y cree que esas promesas se cumplirán en tu vida. Por ejemplo, empieza a verte como un dador generoso que ayuda a la gente necesitada. Considérate como alguien que siempre da en vez de alguien que está siempre en necesidad. Cada vez que lo hagas, la promesa de Dios será más real en tu vida y tu fe aumentará. “¡Hermano Copeland! ¿Me estás diciendo que debo usar mi imaginación?” Sí, eso es precisamente lo que estoy diciéndote. ¿Para qué crees que Dios te la dio? Tu imaginación unida a la Palabra de Dios es algo formidable. Pero no olvides que sin la Palabra, tu imaginación será mundana y te atará, en lugar de alimentar tu fe. Sin embargo, quiero advertirte que formarse un concepto de esperanza diferente es difícil; especialmente cuando, por experiencias pasadas, existen dudas que bloquean el proceso. Por ejemplo, si has estado mal económicamente toda tu vida o la mayor parte de ésta, quizás te lleve más tiempo verte como alguien que prospera en Dios. Pero podrás lograrlo si permaneces firme en la Palabra. Sólo sigue meditando en la Palabra de Dios. Con el tiempo tu mente se renovará y tu vida se transformará. Cuando llegues a ese punto, las dificultades económicas no podrán detenerte nunca jamás. Lectura bíblica: 2 Corintios 8:1-14