6 de Abril - No aceptes la tristeza
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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6 de Abril Kenneth No aceptes la tristeza «Los redimidos del Señor volverán a Sión entre cantos de alegría. Sobre ellos reposará un gozo infinito; rebosarán de gozo y alegría, y el dolor y los gemidos huirán de ellos» (Isaías 51:11) ¿Sabías que como creyente la Sangre de Jesucristo te ha redimido de la maldición del dolor y la tristeza? Tú no debes aceptar esos sentimientos, de la misma manera que rechazas el pecado y la enfermedad. Varios meses antes de que mi madre partiera a la patria celestial —hacia la presencia del Señor— en agosto de 1988, Dios comenzó a enseñarme acerca de este tema. Cada vez que Él me mostraba algo respecto al dolor, yo lo ponía en práctica (tu deberías hacer lo mismo cada vez que Dios te enseñe algo: comienza a ponerlo en práctica en ese momento, y cuando tengas que enfrentar una situación difícil, no tendrás problemas). Ocho meses y medio antes de que mi madre dejara esta Tierra, empecé a prepararme contra el dolor y la tristeza. Decidí que no iba a entristecerme. De inmediato, el diablo comenzó a atacar mis emociones. Pero yo le contestaba: “No recibiré nada de eso. Tomo autoridad sobre estos sentimientos en el nombre de Jesús. He entregado mi cuerpo como sacrificio agradable al Señor, y no acepto nada que no sea Su gozo”. Luego, comenzaba a declarar la Palabra y a alabar en voz alta. Pasé tres días difíciles resistiendo la tristeza, hasta que los espíritus de aflicción se fueron. Lo que trato de decirte es lo siguiente: tendrás que luchar contra el dolor y la tristeza. No te pertenecen. No provienen de tu Padre celestial. Quizás tengas que pasearte por la habitación toda la noche. Pero en lugar de preocuparte y llorar, camina y declara la Palabra hasta que dejes de sentirte así y el gozo del Señor te llene. Recuerda quién eres. Tú eres aquel sobre el cual reposará un gozo infinito, y el dolor y los gemidos huirán de ti. ¡Eres el redimido de Señor! Lectura bíblica: Salmo 97