30 de Octubre - Es tu decisión
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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30 de Octubre Kenneth Es tu decisión «Entonces vino Jairo, que era uno de los jefes de la sinagoga, y cuando lo vio, se arrojó a sus pies y le rogó con mucha insistencia: «¡Ven que mi hija está agonizando! Pon tus manos sobre ella, para que sane y siga con vida.» Jesús se fue con él, y una gran multitud lo seguía y lo apretujaba.» (Marcos 5:22-24) Me pregunto, ¿cuándo hará Dios algo con respecto a este problema? ¿Alguna vez te has formulado esa pregunta? Si es así, te sorprenderás al descubrir que la respuesta depende el ciento por ciento de ti. Hay un caso en Marcos 5 que te mostrará lo que quiero decir. Jesús acababa de bajar de una barca y la gente lo apretujaba, “rodeándole”. Estaban en la ribera cuando, súbitamente, vino un hombre que pasó por en medio de esa multitud para llegar a Jesús. Marcos relata que el hombre se postró a los pies de Jesús y le rogó, diciendo: «Ven que mi hija está agonizando! c». Reflexiona en esa situación por un momento. Aquí hay un hombre cuyo cargo político equivale al alcalde de la ciudad. Pero está tan decidido a alcanzar a Jesús que se abre paso a través de la muchedumbre y hace suficiente espacio para caer a los pies de Jesús. Él ha tomado una decisión y cuando llega a Jesús: «…Pon tus manos sobre ella, para que siga con vida.». Permítame preguntarte algo: ¿Quién crees que está dirigiendo el ministerio de Jesús aquí? ¡Este hombre! Un hombre que ha tomado una decisión. Cuando él declara esa decisión, Jesús no dice nada. Él sólo deja lo que está haciendo, se vuelve y le sigue. En medio de una multitud literalmente de miles, la decisión de fe de un hombre dirige las actividades de Jesús. ¿Qué significa eso para ti? Que si estás sin hacer nada, esperando que Jesús decida sanarte…Jesús decida ayudarte… Jesús decida prosperarte y darte la victoria… te quedarás esperando por mucho tiempo. Porque no es Jesús quien debe tomar la decisión, sino tú. Lectura bíblica: Marcos 5:21-24, 35-43