3 de Febrero - Saliendo de la sombra
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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3 de Febrero Kenneth Saliendo de la sombra «El siguiente día Juan vio que Jesús venía hacia él, y dijo: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». (Juan 1:29) Jesús vino a quitar el pecado. ¿Te das cuenta de lo que eso significa? Quiere decir que Dios, mediante la sangre de Jesús, ha anulado el poder del pecado para que tú, como creyente nacido de nuevo, puedas vivir como si ese pecado nunca hubiera existido. Tú puedes salirte de su sombra de una vez por todas. Ten presente que salirse de la sombra del pecado no significa llevar una vida perfecta. Te equivocarás algunas veces. Quizás algunas veces caigas en pecado (no tienes porqué, pero ¡es probable que suceda!). Sin embargo, tienes una promesa de Dios, sellada con la Sangre de Jesús, la cual dice que cuando confiesas ese pecado, Él es fiel y justo para perdonarte y limpiarte de toda maldad. No debieras vivir ni cinco segundos bajo la sombra de ese pecado, si eres lo suficientemente sensato para arrepentirte y recibir el perdón de Dios. “¡Pero hermano Copeland, me siento tan mal por el pecado que cometí!” No importa cómo te sientas al respecto. Hazlo por fe. Aprende a arrepentirte lo más pronto posible. Luego, levántate y ríete en la cara del diablo. Recuerdo una ocasión en particular en la que yo me encontraba en esa situación. Había cometido un error garrafal y debía predicar esa misma noche. Me sentía tan culpable que dije: “Señor, tendrás que conseguirte otra persona que predique esta noche porque yo no voy a hacerlo”. De repente, el Espíritu me habló al corazón, diciéndome: Kenneth, ya me confesaste ese pecado, ¿cierto? —Sí, ya lo hice. —Entonces, ¿consideras la sangre por la que has sido santificado como una cosa inmunda? —¡De ninguna manera!, Señor. —Pues, eso mismo es lo que estás haciendo. Mi Palabra dice que cuando confiesas tu pecado no sólo voy a perdonarte, sino también a limpiarte y a echar ese pecado en el mar del olvido. Así que, no es agradable que continúes tocando este tema. Te lo digo: me olvidé del asunto en ese preciso instante, fui al servicio y prediqué por dos horas y media acerca del ¡perdón de Dios! No permitas que los sentimientos de culpabilidad e indignidad te priven del poder de la Sangre de Jesús. Arrepiéntete y sal por fe, de la sombra del pecado a ¡la poderosa luz del perdón de Dios! Lectura bíblica: Juan 1:1-34