23 de Febrero - No te detengas en la puerta
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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23 de Febrero Kenneth No te detengas en la puerta «Por tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda» (Hebreos 4:16) Cuando aceptaste a Jesús como el Señor de tu vida, uno de los privilegios que obtuviste fue el derecho de acercarte al trono de Dios en cualquier momento que lo desees. ¡Piénsalo! Tienes el derecho de acercarte confiadamente a Dios y obtener lo que necesitas. Aunque eso es algo que la Biblia dice, la mayoría de las personas actúa como si no lo creyera. No se acercan con confianza al trono de la gracia. En lugar de eso, piensan: “Yo nunca podría ir donde Dios está. Me quedaré aquí, gritaré y tendré esperanza de que Él me oiga”. Yo solía hacer lo mismo. Recuerdo que cierto día estaba en oración, rogando, suplicando y bombardeando las puertas del cielo por un avivamiento. Después de haber pasado cierto tiempo suplicando, el Señor me dijo: ¿Qué estás haciendo? —Estoy bombardeando las puertas del cielo con oración, pidiendo por un avivamiento —le dije. —Kenneth, ¿cuán grande es mi ciudad? —Me preguntó —Hasta donde puedo determinar en la Biblia, hay 12.000 codos, o alrededor de 2.400 kilómetros cuadrados y 2.400 kilómetros de altura”. —Entonces, ¿por qué estás bombardeando las puertas? Si mi trono se encuentra en medio de la ciudad, eso quiere decir que estás a 1.200 kilómetros del trono. A propósito, las puertas no están cerradas. ¿Por qué no dejas de bombardearlas y simplemente entras? Después de arrepentirme por repetir oraciones tradicionales sin pensar, recordé que la Palabra dice: «acerquémonos confiadamente al trono de la gracia…», y a partir de ese momento me he acercado confiadamente en toda ocasión. ¿Necesitas recibir algo de Dios hoy? No pierdas el tiempo afuera, parado en las puertas del cielo. Por medio de Jesús, tu lugar está en la misma sala del trono de Dios. Así que entra; la puerta está siempre abierta para ti. Lectura bíblica: Hebreos 4:14-16; 5:1-9