23 de Diciembre - Vete cuando estés listo

Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland

23 de Diciembre Kenneth Vete cuando estés listo «Te concederé muchos años de vida, y te daré a conocer mi salvación» Salmos 91:16   ¿Sabías que no es la voluntad de Dios que nadie muera joven? Su voluntad para ti es que vivas el número completo de tus días. Deberías vivir 70 u 80 años, y si no estás satisfecho con esa cantidad, ¡vive más tiempo! La Biblia dice que Abraham murió anciano y lleno de años. Debería ser lo mismo para todos nosotros. A algunos creyentes se les ha complicado la vida porque no han llegado a entender este punto. Cuando se enferman, en lugar de creer en la sanidad, empiezan a pensar que quizás ya les haya llegado la hora de morir y que tal vez es la voluntad de Dios que partan de este mundo. Piensan: “A lo mejor Él está listo para llamarme a casa”. Jamás entretengas esa clase de pensamientos. Si dejas las cosas en las manos de Dios, Él te llevará al cielo cuando estés preparado para partir. El apóstol Pablo entendió esa realidad. En 2 Timoteo 4:6-7, dijo: «Yo estoy ya a punto de ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe». Pablo murió cuando él y Jesús estuvieron preparados para que él partiera. Sin importar cuál sea tu edad, si el diablo te dice que Dios no te sanará porque es hora de que partas, ¡no le creas! Está mintiéndote. Dios promete en el Salmo 91:16 que si habitas bajo la sombra del Altísimo (en otras palabras, que si permaneces en Él como Jesús dice que lo hagas en Juan 15), Él te saciará de larga vida. Si aún no has terminado tu carrera en esta Tierra y no estás satisfecho, entonces definitivamente no es hora de que mueras. Así que no le hagas caso al diablo, y sigue viviendo. Reprende las enfermedades y los males en el Nombre de Jesucristo. Aférrate a las promesas de Dios. Después, cuando sea tiempo de irte al cielo, ¡hazlo satisfecho, sano y listo! Parte en victoria cantando las palabras de un antiguo canto lleno de gozo: “El cielo está cerca y yo no me puedo quedar aquí. Adiós mundo, adiós”. Lectura bíblica:  Deuteronomio 34

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