21 de Septiembre - La unidad de la fe

Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland

21 de Septiembre Kenneth La unidad de la fe «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,  a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios; hasta que lleguemos a ser un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». Efesios 4:11-13   Hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe. En otras palabras: Si alguna vez decidimos llegar a ser verdaderamente poderosos en el reino de Dios, y ser una amenaza para el diablo, tendremos que crecer juntos. No será suficiente que sólo algunos de nosotros crezcamos y digamos que los demás están mal. Las cosas no son así. Somos parte los unos de los otros. La Biblia asegura que somos un cuerpo: el Cuerpo de Cristo. Déjame darte un ejemplo. Cuando empecé a enseñar acerca de la revelación de Dios sobre los principios de la prosperidad, comencé a tener una gran oposición. Algunos pastores me llamaban a regañarme porque yo no pedía dinero prestado, y otras cosas por el estilo. Por fin, un día, mientras oraba, Dios me dijo: No enseñes más acerca de los principios de la prosperidad hasta que yo te diga. ¿Por qué no?, le pregunté. Hay contienda en el Cuerpo—me dijo—. Hay algunos pastores que están enojados y en disensión contigo. No me había percatado que la situación delicada en la que nos encontrábamos nos afectaría a todos. No me había dado cuenta de que ni yo mismo podría continuar obrando en los otros principios de la prosperidad hasta que el resto del Cuerpo estuviera conmigo. No somos islas en este mundo. Yo no puedo hacer nada sin que te afecte a ti, y tú no puedes hacer nada sin que me afecte a mí. Estamos unidos por Dios, pero nos sostenemos los unos a los otros (Efesios 4:16). Sólo podemos crecer juntos. Aprende a vivir en amor. Rehúsate a caer presa de la división y el aislamiento. Aliméntate de la Palabra diariamente y alimenta a tus hermanos y hermanas para animarlos también, con el fin de que todos podamos crecer hasta llegar a ser “un varón perfecto [o maduro], a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Lectura bíblica:  1 Corintios 12:13-28

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