19 de Enero - De tragedias, a milagros

Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland

19 de Enero Kenneth De tragedias, a milagros «El necio provoca su propio mal; con sus propios labios se tiende una trampa» (Proverbios 18:7) Lo que decimos se convierte en realidad. Como creyentes, sabemos que ésa es una verdad bíblica vital. La vemos en Marcos 11:23, Mateo 21:21, Santiago 3:2 y muchos otros versículos. Sin embargo, la olvidamos a menudo. Nos hemos permitido hablar como el mundo lo hace, en lugar de confesar la Palabra. Y con el tiempo, recibimos lo que hemos estado articulando: tragedias. Si has tenido esa experiencia, recuerda que lo que posees en tu vida es producto de tus palabras. Para que puedas cambiar lo que tienes, deberás cambiar lo que sale de tu boca. Para cambiar el rumbo de tu vida —de muerte a vida, de enfermedad a salud, del fracaso al éxito—deberás controlar tus palabras. Es más fácil decirlo que hacerlo. Pero ésa es la clave: ¡tienes que decirlo para que se cumpla! ¿Cómo se empieza? Primero, recuerda que no es sólo un asunto natural, pues es una ley espiritual. Por lo tanto, debe hacerse con poder espiritual. En Santiago 3:7-8 vemos que la lengua no puede ser domada con el mismo poder con que se doma a los animales. Se necesita la sabiduría de Dios. La Palabra es la sabiduría de Dios (Proverbios 2:6). Jesús dijo que Sus palabras son espíritu y son vida. Eso significa que se necesitan las palabras de Dios para sujetar nuestra lengua. Segundo, arrepiéntete por haber permitido que otros, y no el Espíritu Santo, usaran tu lengua. Luego, entrégale tu lengua a Jesús y decide que hablarás palabras de amor, fe, gozo, paz y gracia. Las palabras de fe detienen los dardos de fuego del infierno. Tercero, haz lo que Jesús dice en Marcos 4:24: «…Fíjense bien en lo que oyen…». Escúchate, analiza, piensa, y pregúntate: “¿Quiero que suceda lo que acabo de decir?”. Si la respuesta es no, detente y corrígete en ese mismo instante. Reemplaza las palabras negativas con alabanzas (Efesios 5:4). Si has sido descuidado en lo que has dicho, transforma el curso de tu vida cambiando tus palabras. Pídele al Señor que guarde tu boca (Salmos 141:3). Activa el poder de la lengua para que funcione a tu favor, deja de usarla para causar desastres, y empieza a usarla para hacer milagros. En tu boca hay un milagro. Lectura bíblica: Santiago 3:1-13

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