16 de Noviembre - Levanta tu espada
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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16 de Noviembre Kenneth Levanta tu espada «Pero tú, hombre de Dios… Presenta la buena batalla de la fe...» (1 Timoteo 6:11-12) Cuando te encuentres entre la espada y la pared, no le ruegues a Dios que derribe la pared por ti. Así no es como Él obra. Dios te dará el plan, el poder y te garantizará la victoria. Pero serás tú, no Él, el instrumento que Dios utilizará para hacer lo que Él quiere. Sin embargo, debes extender tu mano ¿Cómo?: Declarando la Palabra y poniéndola en práctica aun cuando las circunstancias estén en tu contra. Hace 42 años, Dios me dio una revelación impresionante por medio de una visión que tuve en Beaumont, Texas. Estaba orando, preparándome para ministrar en el servicio, cuando de repente me vi de pie en el púlpito de la iglesia. Al mirar hacia arriba ―vi un dragón―horroroso―metiendo su cabeza por la puerta de la iglesia. A medida que entraba, su cuerpo se expandía como un globo, llenando todo el lugar. El dragón lanzaba fuego y humo. Cuando en la visión dirigió el fuego hacia mí ¡casi quemó mi ropa! Mientras caía al suelo vi a Jesús cerca de mí con una espada en Su mano. ¿Por qué Jesús no hace algo? pensé ¿No puede ver que me están hiriendo? Pero Jesús no se movió, sólo frunció un poco el ceño; pude notar que estaba molesto conmigo. En la Biblia dice que Dios no estaba complacido con aquellos que se quedaron derrotados en el desierto (1 Corintios 10:5). A Él tampoco le agradó verme tendido en el suelo, derrotado. Entonces me ofreció la espada, apuntando hacia el dragón. Su rostro me decía: ¡levántate! Extendí mi mano para tomar la espada, y un instante antes de tocarla, Jesús la soltó. La espada quedó suspendida en el aire. La tomé y empecé a levantarme. Al tomar, la espada no sólo se mantuvo firme en el aire, sino que empezó a elevarme. Cuando me incorporé, toqué el mentón del dragón con la espada y al tocarlo el dragón se partió a lo largo. Pude ver con mis propios ojos al dragón partido en dos. Mire asombrado a la espada ¿Por qué no la utilice antes? No esperes que Dios mate al dragón de tu vida. Tienes a tu alcance la espada del Espíritu: la Palabra invencible del Dios viviente. Tómala y empieza utilizarla. Lectura bíblica: Josué 11:5-23