1 de Junio - El gran escape
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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1 de Junio Kenneth El gran escape «Confía en el Señor de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus sendas». Proverbios 3:5-6 Cuando empiezas a dar pasos en fe y a caminar en el Espíritu, el diablo hará todo lo posible para que fracases en tu vida espiritual. Tratará de meterte en problemas de los cuales piensas que no hay salida. Pero puedes usarme como ejemplo de alguien que ha estado en esas dificultades. Si pones tu mirada en Dios y confías en Su sabiduría en lugar de la tuya, Él siempre te mostrará una vía de escape (1 Corintios 10:13). No sólo escaparás, sino que lo harás de tal manera que Él recibirá la gloria y tú te reirás del diablo. Recuerdo un miércoles en particular, una noche en Wichita Falls, Texas, donde enfrenté una situación de ese estilo. Estaba predicando acerca de la realidad de la justicia de Dios y la unción era realmente fuerte. En el instante que la unción alcanzó su punto máximo, de repente una mujer en el auditorio se puso de pie y comenzó a hablar en lenguas. Le pedí tres veces que se detuviera, pero ella continuó hablando más fuerte. Cuando por fin se calló, la unción se había ido y el mensaje quedado en el olvido. Así que miré a esa mujer con seriedad y empecé a corregirla por su falta de respeto. Fue entonces que un hombre sentado junto a ella habló y dijo: “Hermano Copeland, ella es completamente sorda. No puede oír ni una palabra de lo que usted está diciendo”. En ese momento no supe qué hacer. No sólo mi mensaje se había arruinado, sino que toda la congregación estaba enojada conmigo por haber regañado a esa pobre mujer sorda. (Luego me enteré de que el hombre usaba a la pobre mujer para interrumpir en reuniones y echar a los predicadores del pueblo. Cuando el servicio alcanzaba su mejor momento, él la presionaba y le decía que era su turno para profetizar). Me detuve por un momento, me quedé en silencio y esperé que el Señor me diera instrucciones. De hecho, Él me habló, y me dijo: Llámala y pon las manos sobre ella, y yo abriré sus oídos. ¡Todo cambio de forma radical! Cuando Dios sanó los oídos de esa mujer, ese fracaso se convirtió —de una manera sorprendente—, en una de las reuniones más ungidas que haya tenido. ¡Todos fueron bendecidos! La próxima vez que el diablo trate de acorralarte en una esquina, quédate tranquilo. Pídele a Dios que te muestre la vía de escape. Él siempre te dará la victoria. Lectura bíblica: Hechos 14:8-22